sábado, 22 de abril de 2017

Hasta los 28 años de edad, yo viví en la Dualidad, rodeada de prójimos supuestamente muy elevados, Había tantos santos en aquel entonces, que en el momento de mi Iluminación choqué contra la realidad de que todo era una engaño. El que no haya llegado a la Iluminación no puede enseñar verdaderamente el camino. El que no haya traspasado el umbral del Absoluto no puede conocerse a sí mismo; yo me preocupo de todos los intelectuales que se hacen llamar guías espirituales, maestros de luz, porque lo único que hace el intelecto es picar un poco aquí y allá y analizarlo todo, escogiendo solo lo que le conviene, lo fácil, sin ninguna entrega verdadera hacia el Yo Soy, latente en la Concepción.
Mi camino no ha sido fácil, he tenido que lidiar todos los días con los espejismos de los prójimos. Gente de todos lados me critica, me acuchilla, claro, ¡por la espalda! Todo el mundo sabe lo que yo hago, pero solo de oídas, porque ahí está el gran blasfemador que continuamente está lanzando pequeñeces a favor de la mente en caos.

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