…Un amor sin límites, conozco yo; un amor, vorágine de colores. Un amor exuberante, un amor radiante por mis hijos, por la humanidad. Un amor colorido, un amor no enrojecido por la sangre del dolor. Un amor violeta, un amor consumado, un amor intacto, puro, diáfano, sereno: un amor, el Absoluto. Un amor no corrompido, no disperso, no resquebrajado, no efímero. Un amor absoluto en el Absoluto.
martes, 21 de noviembre de 2017
Mi integridad
de madre
defiende la plenitud de la
Consciencia en la concepción; mi integridad de Madre
Iluminada defiende la vida como
el más
grande atributo de la
creación
para con los hombres.
Mi humanidad, enaltecida a la altura
de la
creación,
manifiesta que la preñez
es el
capullo donde se forma la
crisálida, crisálida que, a los
nueve meses, nacerá como una
mariposa: frágil y luminosa, delicada y poderosa, salvada y ungida por las dádivas del Amor Supremo,
enmarcada por la belleza
del Ser
Puro,
del Supremo Yo.
Vida de Luz es la que pregono. Vida, sin más miramiento que dejarla
vivir; vida maravillosa, vida perfecta, vida perteneciente a la No-Dualidad;
vida en cuyo seno solo
se ve
la dicha
del bebé;
vida sin
que la
raíz de la oscuridad
tenga a bien posesionarse del capullo de luz, la vida del bebé.
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