viernes, 28 de julio de 2017

Mujer, eres tú la llamada a desligarte del concepto de ser una persona individual e indagar en ti para volver de nuevo hacia el firmamento de las estrellas rutilantes. Somos diosas porque somos madres. ¿Qué más queremos? ¿Qué más podríamos pedir a nuestros cuerpos? Somos nosotras las que damos Vida, la gran magia, el gran milagro, en el cual contemplamos la continuidad de la humanidad. Yo no renuncio a mi don de ser madre de la humanidad, ni por todos los oros metálicos del mundo entero porque encontré el gran castillo de zafiros y rubíes.
Ahí moro, rodeada de mis ángeles, mis hijos benditos que nacieron cristalizando la comunión de un coito sagrado; fluidos de energía, fluidos de nuestros cuerpos se entremezclaron para dar vida en la Gran Sabiduría, sin bloqueos energéticos, sin ánforas rellenas por la maldad. Así amé, para que mis entrañas moldearan al Ser Perfecto.

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