viernes, 21 de septiembre de 2018


No fue Eva quién, con la manzana, se quedó atragantada.
Fue Adán quién la probó y nunca más quiso desperdiciarla,
por eso ahora su descendencia lleva en la garganta,
el pecado de Adán.
Es él, el gran patán
que nunca se harta
del dulzor de la fruta.

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