martes, 24 de abril de 2018


MANIFIESTO MI DOLOR
Me duelen los oídos cuando escucho decir a los profesionales de la comunicación: "¡Debemos empoderar a nuestros hijos!"
Yo me pregunto: ¿dónde, cómo, cuándo? ¿En el vientre materno, respetando sus vidas desde la Concepción?, o, ¿cuándo a una bebé recién nacida ya la convertimos en "mujercita", perforándole las orejas sin su consentimiento?
Enseñamos a nuestros hijos que nadie tiene derecho a tocar su cuerpo, pero sí, los dejamos con la empleada, con la abuelita, con los vecinos, con los tíos, con desconocidos en el nido, con los profesores del jardín, los cuales tienen acceso a sus partes íntimas cuando los limpian, o, cuando obligamos a nuestros hijos a saludar con besito a fulano, zutano y mengano, o, cuándo a los adolescentes les damos el celular, más grande que sus manos, y en un click pueden ver toda la pornografía que se les antoje.
Nosotras vamos por la vida limándonos las uñas, pero nos olvidamos que debemos sacar nuestras garras para velar 24 horas al día por nuestros hijos. Es tarea de toda Madre, buscar el equilibrio entre el trabajo alimentario y el trabajo de cuidar a nuestros hijos; y hay tiempo de sobra.
Menos tiempo en pintarse las uñas, menos tiempo en la peluquería, menos tiempo en las redes sociales, menos tiempo celándole al marido, porque si nos damos cuenta, tenemos tanto tiempo que hasta nos damos el lujo de perderlo.

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