martes, 24 de abril de 2018

JUVENTUD MATA CONSUELO

JUVENTUD MATA CONSUELO
Gracias a Dios que siguen naciendo niños, sino, ¿dónde se plasmaría la ternura, la inocencia, la genuina alegría?
Gracias a Dios que no todos los páramos están llenos de bebés no-nacidos, así tenemos asegurados el refugio, el cobijo para nuestra vejez, porque la soberbia de la juventud nos hace creer que nunca necesitaremos de una vida joven para que nos alcance siquiera un vaso de agua, y una manta para calentarnos.
Sé que la soberbia de la juventud nos hace renegar de tener niños, porque necesitan de nuestro amor para crecer, pero por nuestro egoísmo somos incapaces de darles luz y ver brillar la vida.
Sé que tengo mucho que dar, pero la vida se opaca a cada atardecer, porque yo también cada día me voy haciendo más vieja y soy consciente que cada segundo la fuerza está siendo reemplazada por la sabiduría de ser y entender.
Si todo colapsa a tu alrededor, eres tú el único responsable, solo tú, joven, que cada día te vas perdiendo en la lujuria de la inconsciencia y crees que nacer es un castigo. Vuelve en ti y ve que tu mañana es un bebé recién nacido. Parí y descubrí que nacer es la manifestación del Ser, de Dios, el mismo Dios al que cada día tú le chantajeas con tus mezquinas plegarias, diciéndole: “Dios, te prometo, si me sacas de este problema, te juro que creeré en ti, te pondré velas, haré penitencia”, cuando al contrario deberías decir: “Dios, desde este momento cambio mi mala actitud y quizás, en algún momento de mi vida, tu bondad me sonreirá”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario