viernes, 16 de junio de 2017

PARA LA MUJER QUE QUIERA LUCIR SU BELLEZA MAGISTRAL:

Sé que el brote de la Luz tendrá lugar porque la Energía que impregno en estas líneas es la transmisión de la Verdad a tu corazón, que una vez fue niña santa, niña inocente, que creció bajo el manto sagrado de la Concepción.
Las grandes puertas del Saber Supremo no dejaron
pasar al ego mezquino. La fuerza que hay detrás de
aquellas puertas es la Consciencia del Absoluto, Absoluto

impecable e implacable. La pulcritud del entendimiento
hizo de las suyas con el ego aterrado. Sabía que
iba a morir en el último peldaño de la escalera hacia la
Iluminación. La esfera del Bien, trazada a mi derecha,
me mostró la ignorancia, escalera de diez peldaños que
debía trascender: el primer peldaño era mi mundo
mundano; el segundo, mi corazón tieso; el tercero, mi
caparazón ególatra; el cuarto, mi lado masculino; el
quinto, mi obstrucción maternal; el sexto, mi pirámide
sexual; el séptimo, la inercia; el octavo, la desgracia tonal;
el noveno, la pirámide invertida del intelecto; el
décimo, la estupidez mental; peldaños que a cada contracción
que yo empujaba, iba enderezando a la altura
de la Iluminación, hasta que se desintegraron y se convirtieron
en el océano de la Realidad Suprema.

Después de la gran explosión, mi corazón empezó
a amar. El ego había desaparecido, todo lo masculino
que hubo en mí se borró para siempre y nació la
madre, la eterna Sabiduría; mi sexualidad barata se
convirtió en el canal sublime de dar a luz, la Voluntad
Suprema me hizo su esclava y pude dirigir los mundos
paralelos: el de la Luz y el de las tinieblas, ensanchando
cada vez más mi alma y mi cuerpo atonal, vasija de
Luz que quedó libre para siempre de la falsedad.

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